No soy crítico de cine. Un mero
aficionado todo lo más. Por lo tanto, el análisis que les propongo en las
próximas líneas no tendrá como objetivo el trabajo de un director, de unos
actores o del compositor de una banda sonora. Intentaré hablar de lo que
conozco un poco más, de la piratería somalí y de cómo se refleja en una
película recién estrenada en las pantallas españolas. He tenido ocasión de
verla y reconozco que el sabor que me dejó es agridulce. De hecho, me gustó mucho más el documental Stolen Seas o la también película danesa
A Hijacking, donde se narra el
secuestro del mercante CEC Future.
Creo que reflejan mejor la realidad de un secuestro por piratas somalíes. En
todo caso, Hollywood se ha atrevido con la piratería somalí. Y se agradece que
la gran meca del cine se meta en estas lides. Además, ha contado para ello con
uno de sus grandes actores, Tom Hanks. Se refleja, pues, un fenómeno muy
actual, alejado de esas otras grandes producciones del tipo Piratas del
Caribe.
El hecho que narra la película Capitán
Phillips es conocido por quienes nos dedicamos al estudio de la piratería
marítima. El 7 de abril de 2009 un buque portacontenedores de bandera
norteamericana, el Maersk Alabama, fue abordado por piratas somalíes. El
asalto se produjo en la posición 06:27 Norte 054:31 Este, a unas 300 millas de
la costa somalí.
Fue el primer buque de bandera
norteamericana secuestrado por piratas en la era moderna. Sus veinte
tripulantes también eran estadounidenses. Además, el barco vivió una situación
poco habitual ya que, cinco horas después de ser apresados, los marineros
consiguieron reducir a uno de los piratas. Con ello, lograron pactar con los
otros tres asaltantes y recuperar el control del barco. Sin embargo, los piratas
mantuvieron como rehén al capitán del buque en un bote salvavidas. Delincuentes
y tripulación habían llegado al acuerdo de intercambiar al capitán por el
pirata: éste fue devuelto, pero los piratas no hicieron lo propio con el
capitán.
Un navío norteamericano, el
destructor USS Bainbridge, se dirigió al buque portacontenedores y
estuvo en contacto con su tripulación. Según el Vicealmirante de la V Flota
norteamericana con sede en Bahréin, William E. Gortney, la decisión de rescatar
al capitán se produjo después de observar que se encontraba en peligro
inminente en el bote salvavidas, ya que “uno de los piratas tenía un AK-47 a la
altura de su espalda”. Según Gortney, el presidente Obama había dado órdenes a
los militares de llevar a cabo una “acción decisiva” si el capitán se
encontraba “en peligro inminente”. La actuación se produjo mientras uno de los
cuatro piratas se encontraba a bordo del USS Bainbridge, supuestamente negociando.
Los tres piratas que retenían al capitán en el bote resultaron muertos por
disparos de tiradores. Según un oficial, el último día los piratas se
encontraban cada vez más nerviosos y las negociaciones para liberar al capitán
no iban por buen camino. Era la primera vez en la historia moderna que los
Estados Unidos tenían bajo custodia a un pirata que había atacado a un
ciudadano norteamericano.
Hasta aquí el relato de los hechos.
La película que nos ocupa se basa en
el libro escrito por el propio capitán del Maersk Alabama, Richard
Phillips, bajo el título A Captain's Duty: Somali Pirates, Navy SEALS, and
Dangerous Days at Sea. Cuando sube a su barco en el puerto de Salalah, en
Omán, al capitán se le ve preocupado. Hay que extremar la seguridad, afirma. Las
puertas y zonas de paso deben estar cerradas para evitar que los piratas
accedan con facilidad.
Pero la primera sorpresa que nos da
la película es que el día previo al secuestro, el buque ya sufrió un intento de
abordaje, fracasado porque el motor del esquife manejado por los piratas se
estropeó. Curiosamente, este intento se produce en pleno simulacro ordenado por
el capitán precisamente ante un posible ataque pirata. La idea es que la
mayor parte de la tripulación se encierre en la sala de máquinas y que el
capitán con los oficiales permanezcan en el puente de mando. La desgana con que
la tripulación realiza el simulacro es patente... hasta que les sorprende el
ataque, claro.
Uno de los miembros de la
tripulación, Matt Fisher, envió un correo electrónico a un compañero suyo días
después del incidente. En él afirma: “Los piratas llegaron muy rápidamente al
puente una vez que subieron a bordo”. Aunque la tripulación había puesto
obstáculos para evitar que accedieran al mismo desde la cubierta principal, lo
cierto es que no tuvieron problemas. Fisher afirma que el capitán y otros tres
marineros permanecieron en el puente: “en realidad, no sé por qué se quedaron
en el puente”.
Como se observa, parece que la
tripulación del Maersk Alabama no sabía en realidad cómo actuar en un
momento así. Mientras unos se quedaron en cubierta, otros se dirigieron a la
sala de máquinas y a las áreas de gobierno del barco. Otro tripulante seguía
virando el timón de lado a lado. Lo que se desprende es que se vivió una
situación de confusión. La embarcación pirata volcó, pero “no estoy seguro de
cuándo o qué lo provocó (…) Tras unos veinte minutos el motor se paró”.
Entonces los marineros cortaron la luz y el combustible para el generador de
emergencia. Según Fisher, ese fue un punto crítico ya que los piratas no
deseaban encontrarse a oscuras. Para el redactor del mensaje, la mayoría
de la tripulación permanecía segura encerrada bajo la cubierta, ya que los
piratas no tenían granadas y no podían acceder donde ellos se encontraban sólo
con simples armas de fuego.
El problema fue el calor y la falta
de agua. “En el futuro almacenaremos comida y agua en varios lugares para casos
de emergencia”. Un evidente error de planificación. ¿Cómo es posible que el
capitán del barco no pensara en ello y que al día siguiente un nuevo ataque
pusiera en evidencia la ausencia de una planificación adecuada?
Los consejos que da el propio Fisher
son: tener un lugar bien fortificado para protegerse y en el que haya agua y
comida. Apagar todas las luces. Dejar las alarmas en funcionamiento, ya que el
ruido permite que no se oigan los movimientos de los marineros por el barco.
Por último, llevar consigo linternas y radios, así como un teléfono con sonido
potente. Esta estrategia, denominada habitación del pánico o ciudadela, ha
evitado en los últimos años decenas de secuestros. Los piratas consiguen
abordar el barco, pero como no saben manejarlo ni pueden acceder a la
tripulación para obligarla a conducirlo hasta su base pirata, acaban
abandonándolo.
Además, el día del asalto definitivo
observamos cómo una de las mangueras activadas para dificultar que los piratas
alcancen el buque no funciona correctamente. El primer oficial intenta
repararla en pleno ataque con claro riesgo para su vida. ¿Un simulacro o un
plan de seguridad no debería haber incluido la comprobación del buen
funcionamiento del equipo de extinción de incendios? Curiosamente, será por ese
hueco dejado por una manguera en mal funcionamiento por donde los piratas
podrán acceder a la cubierta.
En un contexto como éste,
probablemente, la situación ideal es que, una vez lanzado el mensaje de auxilio
y habiendo sido éste contestado por el buque de guerra más cercano, todos los
miembros de la tripulación se hubieran encerrado en un lugar al que no pudieran
acceder los piratas, como así parece que hicieron parte de ellos.
John Reinhart, presidente de la
división norteamericana de Maersk llegó a declarar en conferencia de
prensa: “Todos los miembros de nuestras tripulaciones reciben entrenamiento
sobre cómo enfrentarse de forma segura a un acto de piratería”. ¿Seguro?
Nueve de los antiguos subordinados
del capitán Phillips no parecieron entenderlo así y decidieron interponer una
demanda contra la compañía. Su abogado ha afirmado recientemente que los
auténticos héroes son los miembros de la Marina norteamericana que rescataron
al capitán. Para el bufete, “el secuestro pirata nunca habría tenido
lugar si no hubiera sido por la negligencia del capitán, de la naviera y del
operador del buque”.
En el film se observa al capitán
Phillips leyendo algunos reportes sobre la actividad de los piratas somalíes.
En aquellos momentos nos encontrábamos a primeros de abril, en pleno inicio de
la temporada de "pesca" de los piratas. El siguiente mapa muestra los
ataques ocurridos en 2009 en las proximidades del lugar donde fue secuestrado
el Alabama. En rojo aparecen los secuestros, en amarillo los asaltos
fracasados y en azul las aproximaciones sospechosas de esquifes.
Como se observa, el riesgo era
evidente. Es más, si nos retrotraemos al momento del resurgimiento de la
piratería somalí (año 2005), los ataques ocurridos desde entonces en las
proximidades de la posición en la que el Alabama fue secuestrado fueron
los siguientes:
Era evidente
que la zona era de alto riesgo. En un momento de la película, tras el primer
incidente, los marineros, inquietos, reclaman alejarse más de
la costa. El capitán contesta: a 300 millas hay un grupo pirata y a 600 millas
otro. Es verdad, pero el capitán debería haber sabido que las posibilidades de
ser atacado y secuestrado a más de 600 millas eran en aquel momento bastante
reducidas. Quizás surgieran aquí motivos económicos, por ejemplo, de ahorro de
combustible, para tomar la decisión de navegar más próximos a la costa.
Es más, en
los tres días previos al secuestro del Alabama los piratas somalíes
habían capturado nada menos que cinco buques, como se ve en la siguiente
figura.
Una semana
después del ataque sobre el Maersk Alabama, los piratas intentaron
secuestrar el carguero norteamericano Liberty Sun y a sus veinte
tripulantes, a los que dispararon con armas automáticas y lanzagranadas,
causando importantes daños al barco. La tripulación salió ilesa del incidente.
Éste se produjo a unas 270 millas de la costa oriental somalí y el buque pidió
ayuda de inmediato, siendo despachado, de nuevo, el USS Bainbridge. Para
cuando el navío llegó al lugar del ataque horas más tarde, los piratas ya
habían abandonado la zona. Esta vez el buque había salido airoso del ataque y
con armas similares a las utilizadas por el Alabama: maniobras evasivas,
activación de mangueras... ¿Por qué el capitán del Liberty Sun logró
evitar el secuestro y el del Maersk Alabama no?
En mi
opinión, el capitán Phillips se comportó como un héroe una vez ocurrido el
secuestro. Pero ¿podría haber implementado alguna medida más para evitar que
los piratas llegaran a cubierta? ¿La auténtica heroicidad no habría sido evitar
el secuestro?
Como
resultado, en buena medida, de los dos ataques al Maersk Alabama y al Liberty
Sun, la Administración norteamericana decidió introducir cambios
legislativos con la aprobación el 11 de mayo de 2009 de la segunda revisión de
la Directiva de Seguridad Marítima de los Estados Unidos, Maritime Security
(MARSEC) Directive 104-6 (Rev 2). La novedad principal era que se obligaba a todo buque mercante bajo bandera norteamericana que navegase por aguas de alto
riesgo a proveerse de seguridad privada.
El Maersk Alabama, tras su secuestro, aún
tuvo que soportar otros cuatro ataques piratas en noviembre de 2009, en
septiembre de 2010, y en marzo y en mayo de 2011. De todos ellos salió airoso.
¿Por qué? Porque llevaba embarcados vigilantes armados.
©Fernando Ibáñez.