En julio de 2010, ya hace más de cuatro años, escribí mi primer artículo de carácter "académico" para una publicación oficial: el Boletín de Información del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN). Su título: De qué informamos a los piratas somalíes: identificación, análisis y valoración de la inteligencia de fuentes abiertas del adversario.
En el mismo intentaba identificar qué información podían obtener los piratas somalíes a partir de las fuentes abiertas disponibles en Internet. Gracias a las mismas, se concluía que los piratas podían conocer la ruta prevista de un barco, los puertos a los que espera llegar, la nacionalidad de su tripulación, las características técnicas del buque (francobordo, velocidad máxima, etc.) e, incluso, su carga.
Dicha información podía servir a los delincuentes para seleccionar aquellos buques más vulnerables ante un ataque pirata. Asimismo, podían intentar realizar un seguimiento de la localización de los navíos de las fuerzas militares presentes en la zona, a partir de la información proporcionada por las webs de las distintas Marinas, de las misiones internacionales presentes y de los propios diarios de vida a bordo publicados en Internet por algunos buques de guerra.
Uno de los párrafos que escribí en aquella ocasión fue el siguiente:
La mayoría de las páginas web de los puertos de la costa oriental africana informan de los buques que se encuentran atracados o fondeados en sus proximidades así como de aquellos que se espera que arriben a puerto en los próximos días e incluso semanas. El acceso a la información proporcionada por los distintos puertos de África Oriental permite, por lo tanto, deducir la derrota prevista de los mercantes entre los distintos muelles. También se informa sobre el indicativo de llamada, el agente, las medidas de la eslora y el calado. Algunos de los puertos más importantes, como los de Mombasa y Yibuti actualizan dicha información a diario (...). No cabe descartar que los piratas somalíes utilicen fuentes humanas en forma de observadores que se encuentren en los principales puertos africanos, desde los que pueden suministrar a sus cómplices información directa de la ruta prevista de un buque, de la carga que transporta o de si ha adoptado o no medidas de seguridad.
E incluía la siguiente imagen, extraída de la web del puerto de Mombasa el 13 de enero de 2010, y en la que aparecían los buques que esperaban arribar a dicho puerto en los días siguientes.
Hace unos días supe de la existencia de una película sobre piratas somalíes que pretende dar una visión de dicha actividad desde una perspectiva somalí. En youtube aparece un corto de la misma, de 17 minutos de duración, que se ha presentado en el festival de cine de Sundance. Al llegar al minuto 5 y 50 segundos, di un respingo. Allí estaba la imagen de un informante contando por teléfono a sus compinches que un buque de nombre Santa Rosa acaba de dejar el puerto de Mombasa, que navega bajo bandera india y que llegará en dos días a aguas somalíes, siendo su destino Yemen.
Y, en efecto, está usando la información proporcionada por la autoridad portuaria keniata.
Ahora que la piratería somalí se encuentra en un evidente declive, conviene advertir que también en otras áreas afectadas por este delito nos podemos encontrar con una situación similar. Por ejemplo, en el golfo de Guinea los piratas nigerianos pueden hacer uso de la información que se suministre en diversas fuentes. Un ejemplo de ello pudimos verlo en la siguiente noticia publicada por el nigeriano New Telegraph el pasado día 12 de marzo. En dicha noticia se ofrecía información proporcionada por la autoridad del puerto de Lagos sobre los buques que se encontraban en puerto o a punto de atracar.
Quizás por todo ello, en el caso del golfo de Guinea conviene evitar largos períodos de espera
en los que el buque se encuentre fondeado o navegando a baja velocidad. Y si éstos
son necesarios, sería aconsejable realizarlos lejos de la costa, donde el
riesgo de sufrir un ataque es menor. Por la misma razón, puede ser interesante
disponer de varios puntos donde fondear el barco y comunicarlos a las
autoridades con la menor antelación posible.
Fernando Ibáñez.