Los temores respecto a una posible
cooperación entre piratas y terroristas han sido recurrentes en los últimos
años y parecieron incrementarse notablemente a raíz de la lealtad declarada por
el grupo islamista rebelde somalí Al Shabab a Osama Bin Laden y a Al Qaeda en
2009. Dicha lealtad fue reafirmada tras la anunciada muerte del líder de Al
Qaeda en mayo de 2011. Sin embargo, no hay unanimidad entre los analistas sobre
esta cuestión. Por ejemplo, el Grupo de Supervisión para Somalia de Naciones
Unidas (GSS) en su informe de 2010 afirma no haber encontrado pruebas que
permitan concluir que existe algún tipo de colaboración organizada entre los
piratas somalíes y los grupos armados de la oposición, como Al Shabab. Y
considera que, de haber algún vínculo, sería sólo entre particulares y con el
fin de llegar a acuerdos puntuales a pequeña escala. Pone como ejemplo a Abdulrisaaq
Sheikh Ahmed Geedi, de quien “se sospecha que ha participado en una serie de
secuestros y que mantiene vínculos personales con Al Shabab”. El GSS aclara que
no cree que ese caso sea “indicio de una pauta de actuación más extendida”. En
un informe de 2010 el Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano
afirma literalmente que no existe conexión directa entre Al Shabab
y los piratas somalíes, debido
principalmente a las diferencias entre clanes. Incluso en el secuestro de un
buque tan goloso para un grupo rebelde o terrorista como el Faina,
cargado de carros de combate y armamento, los piratas sólo pretendieron obtener
dinero por él.
Sin embargo, otros analistas sí que
consideran posible la existencia de algún tipo de vínculo entre piratas y
grupos islamistas y recuerdan algunos antecedentes conocidos, como la conexión
de grupos terroristas del sudeste asiático con piratas locales. Es el caso del
indonesio Movimiento Aceh Libre, de los Tigres tamiles de Sri Lanka o de
los filipinos Frente Moro de Liberación Nacional y Frente
Moro de Liberación
Islámica.
El 22 de febrero de 2011 la agencia de noticias Reuters informaba de la liberación por Al Shabab de varios líderes de grupos piratas detenidos la semana anterior tras llegar a un acuerdo. El pacto supondría que el grupo rebelde se quedaría con el 20% de los rescates obtenidos por los piratas y éstos, a cambio, podrían fondear los barcos secuestrados en la localidad de Harardhere, donde los insurgentes somalíes habrían abierto una oficina para ponerse en contacto con los piratas. Al Shabab había logrado hacerse con el control de esta localidad en 2010 después de arrebatársela a otro grupo rebelde rival, Hizbul Islam. Según declaró un pirata somalí, se sentían felices porque, al acceder a las reclamaciones de Al Shabab, habían conseguido mantener Harardhere como base de operaciones. Un representante de la comunidad local que asistió a las negociaciones confirmó el acuerdo y declaró que, primero, fue firmado por los piratas que ya pertenecían a Al Shabab y, posteriormente, lo hicieron los demás, salvo un pequeño grupo que lo rechazó y se dirigió a la base pirata de Hobyo.
El
propio GSS parece constatar esta evolución en su informe de 2011 al confirmar
que se están llevando a cabo actos piratas en zonas controladas por Al Shabab,
como Harardhere, Merka, Kismayo, etc. Este hecho parece indicar que, a pesar de
las declaraciones del grupo rebelde, habitualmente opuestas a la piratería,
podría haber decidido cambiar de opinión con el fin de obtener una financiación
suplementaria. Y constata que en la zona de Hobyo/Harardhere, el líder
local de Al Shabab, Hassan Afrah, ha negociado con los piratas quedarse con
parte de los rescates a cambio de permitirles desarrollar su actividad. El GSS
considera que se trata de un acuerdo local, basado en las relaciones de clan.
Sin embargo, advierte de que “la creciente ambivalencia” de Al Shabab podría
propiciar en el futuro una cooperación más sistemática con los piratas.
En
mi opinión la ausencia de lazos en el pasado entre los grupos piratas
somalíes y Al Shabab no es una garantía de que no se estén produciendo en el
presente, a través de los ya citados acuerdos en ciertas localidades costeras
controladas por los insurgentes. La descentralizada red de Al Shabab también
puede propiciar que algunos grupos rebeldes se sirvan de la piratería para
obtener la necesaria financiación que les permita comprar armas y voluntades y
mantener así su lucha contra el Gobierno Federal de Transición somalí. Algunos
grupos piratas han demostrado estar dispuestos a pagar el impuesto
correspondiente y, en este sentido, no parece importarles demasiado si el
destinatario del pago o soborno es una autoridad regional o Al Shabab. En
Somalia, una vez más, parecen ser más fuertes los lazos que unen a cada clan
que las consideraciones ideológicas o políticas. Por ello, parece constatarse
que allí donde un líder local rebelde provenga del mismo clan o subclan que el
grupo pirata predominante, las posibilidades de un acuerdo aumentarán
notablemente. Los vínculos clánicos pueden unir a piratas e insurgentes más que
los intereses políticos que puedan compartir.
©Fernando Ibáñez.
Sólamente felicitarte, muy bueno el artículo y todo el blog. Puede que haya cosas con las que no esté de acuerdo contigo, pero en lo fundamental, lo único que puedo decirte es que ESTO SÍ QUE ES INFORMACIÓN.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario, Andoni. Lo valoro enormemente viniendo de alguien dedicado al sector pesquero. Y gracias también por la entrada que has incluido en tu blog http://arrantzaleartean.blogspot.com.es/
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Fernando Ibáñez.
Extraordinario blog y extraordinario artículo. Los paises desarrollados siguen ignorando en su verdadera magnitud un problema que en su estadío inicial debía haber sido tenido muy en cuenta. En estos momentos los clanes estan adquiriendo más y mejor armamento, están recibiendo formación, apoyo y financiación, estan adaptando sus medios, materiales y TTPs para contrarrestar los equipos y sistemas de defensa y protección de los buques, y cuando estén listos comenzarán una nueva oleada de ataques que "nos sorprenderá" por su virulencia y especialización. Entonces se pretenderá entrar como un elefante en una cacharrería, cuando los daños colaterales sean excesivos e inasumibles ... Seguimos tropezando continuamente en las mismas piedras y cayendo en los mismos charcos, pero lamentablemente parece ser que es algo consustancial a la comunidad internacional. Lo dicho, excelente trabajo Fernando. Un abrazo.
ResponderEliminarTe agradezco enormemente, Jesús, tus amables palabras y tu aportación.
EliminarUn abrazo.
Fernando Ibáñez.