En la siguiente tabla aparece el número de buques que fueron abordados o secuestrados por piratas somalíes entre los años 2005 y 2011.
El destacable descenso de la actividad pirata en el año 2006 parece deberse al control durante buena parte de dicho año de casi todo el sur de la costa oriental somalí por la Unión de Cortes Islámicas (UCI). De hecho, es muy significativo que desde el 22 de mayo hasta el 1 de noviembre de 2006 no se produjera ningún ataque pirata en el dominio marítimo somalí. Más de cinco meses sin actividad pirata fue un record que no se volvería a repetir. En 2007 la derrota militar de la UCI a manos de las tropas etíopes permitió un repunte de la actividad pirata y, por lo tanto, de los secuestros.
El número total de barcos abordados o secuestrados ha sufrido una tendencia creciente desde entonces. Podemos medir los éxitos de los piratas somalíes cotejando el número de secuestros con el número total de ataques. En este caso, la tasa de éxito ha sido de media un 21%. Es decir, 21 de cada 100 buques atacados fueron secuestrados. Sin embargo, en 2011 la tasa de éxitos ha caído a la mitad (un 10%). ¿Por qué?
En mi opinión, la combinación de tres factores ha tenido como consecuencia una notable reducción del número de secuestros de barcos en el año 2011.
El primero de ellos es el buen funcionamiento del corredor de seguridad en el Golfo de Adén. En efecto, la protección militar en el Golfo parece haberse engrasado con el paso del tiempo. Si en el año 2008, sólo un 30% de los barcos secuestrados lograba ser liberado gracias a la llegada de ayuda (habitualmente, un buque de guerra o un helicóptero militar), ese porcentaje alcanzó el 80% en 2009 y un pleno del 100% en 2010 y 2011. Si en el año 2008 fueron secuestrados 39 buques en el Golfo de Adén, en 2011 serían capturados tres.
El segundo factor que explica la reducción del número de secuestros es el notable aumento en los dos últimos años de la presencia de seguridad privada en los barcos que navegan en la zona de operaciones de los piratas somalíes. En 2011 un 35% de los barcos atacados llevaba embarcado un equipo armado de seguridad privada. Además, cada vez es más frecuente que se reporte que un buque que ha sido atacado dos veces lleve en la segunda de las ocasiones un equipo de seguridad.
Y el tercer factor es el despliegue por parte de las tripulaciones de una estrategia que se ha mostrado particularmente exitosa. Consiste en el encierro de la tripulación en un lugar seguro, conocido como habitación del pánico o ciudadela. Esto suele realizarse después de enviar un mensaje de auxilio, inutilizar los motores o impedir desde el lugar de encierro su normal funcionamiento. De esta manera, aunque los piratas hayan abordado el barco, se encuentran con la imposibilidad material de manejarlo y, habitualmente, al cabo de unas horas, acaban por abandonarlo. Se trata de una recomendación propuesta en junio de 2009 y que se ha usado cada vez con más frecuencia. En el año 2010 fue puesta en marcha con éxito en casi una veintena de casos y en 2011 su utilización satisfactoria se produjo en nada menos que 66 ataques. Estos casos suelen resolverse de dos formas: o bien la tripulación, pasadas unas horas, sale de la zona segura y comprueba que los piratas ya han abandonado el barco o bien una unidad militar llega al buque e informa a la tripulación de que no hay piratas a bordo y que pueden abandonar su refugio. Sin embargo, en dos ocasiones los piratas pudieron acceder al lugar donde la tripulación se creía segura y secuestrar el barco.
De los 75 barcos que fueron abordados en 2010, 20 de ellos no serían finalmente capturados debido a que, en la mayoría de los casos, la tripulación se encerró en un lugar seguro y evitó así el secuestro. Lo mismo ocurrió en 2011 en una quincena de incidentes. De no haberse desplegado esta estrategia, todos estos buques habrían sido secuestrados.
Sin embargo, aunque el número de secuestros se reduzca, esto no supone una reducción proporcional de los rescates. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, los piratas somalíes habrían obtenido 170 millones de dólares en rescates en el año 2011 frente a los 110 millones que, calcula, consiguieron en el año 2010. Así, pues, los rescates aumentaron en un año un 35%, a pesar de que el número de secuestros cayó un 40% en el mismo periodo. Los beneficios de la actividad pirata no dependen, pues, exclusivamente de la tasa de éxito.
©Fernando Ibáñez.
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