29 de julio de 2014

Vigilantes privados contra piratas: no es oro todo lo que reluce



El sector de la seguridad privada asociada a la protección marítima ha experimentado en los últimos años un espectacular boom, relacionado, a su vez, con la escalada de incidentes piratas en aguas de Somalia y del Golfo de Guinea. El informe realizado por el proyecto Oceans Beyond Piracy de la Fundación One Earth Future estimaba el presupuesto diario de embarcar un vigilante de seguridad en unos 1.100 dólares. Para las empresas navieras el coste total que habría supuesto la contratación de equipamientos y guardias para hacer frente a la piratería somalí estaría situado para el año 2013 en torno a 1.200 millones de dólares.

Ningún buque que lleve embarcados guardias armados ha sido secuestrado por piratas somalíes. Desde el año 2013 el 90% de los ataques realizados por los piratas somalíes han sido repelidos gracias a la presencia de estos vigilantes. Desde mayo de 2012 no se ha producido un secuestro que derive en el pago de un rescate a los piratas somalíes.

Si ha visto Vd. la película Capitán Phillips, le sonarán las palabras Maersk Alabama. Corresponden al nombre de un buque portacontenedores de bandera norteamericana, que fue secuestrado por piratas somalíes en abril de 2009. La historia de este secuestro, contada por el propio capitán, Richard Phillips, fue llevada recientemente a la pantalla por Paul Greengrass y protagonizada por Tom Hanks. Con posterioridad a dicho secuestro, el Maersk Alabama sufrió nuevos intentos de asalto, pero la presencia de vigilantes armados los frustró.

El Maersk Alabama ha vuelto a aparecer en los principales medios del ámbito marítimo por un incidente muy poco agradable. El pasado 20 de febrero dos de los vigilantes contratados para proteger el barco habrían aparecido muertos en su camarote. En un comunicado la firma de seguridad responsable, la también estadounidense Trident Group, confirmaba “con gran tristeza” la muerte de los dos contratistas de seguridad, mientras el mercante se encontraba atracado en Puerto Victoria, en las islas Seychelles. Las autoridades del archipiélago habrían abierto una investigación. La compañía afirmaba no conocer la causa de las muertes, pero advertía que éstas no guardaban relación con el trabajo operativo de los vigilantes. El comunicado terminaba afirmando que los familiares habían pedido que no se publicara más información y que se respetase la privacidad de las familias.

Sin embargo, en apenas unas horas los medios de comunicación, como The NewYork Times, ya informaban de que los dos fallecidos eran antiguos SEALS, es decir, ex miembros de las fuerzas de operaciones especiales de la Marina estadounidense. Paradójicamente, efectivos de esta unidad lograron liberar al capitán Richard Phillips del cautiverio a que fue sometido por los piratas somalíes, mediante tres disparos que, realizados al mismo tiempo, abatieron a los tres piratas que retenían al capitán.

En la web del Union Tribune de San Diego (California) se informaba el mismo día 20 de los nombres de los dos fallecidos: Jeffrey Keith Reynolds y Mark Daniel Kennedy, de 44 y 43 años de edad, respectivamente. El diario recordaba que Reynolds era residente de la localidad de Fallbrook, en el condado de San Diego. Se había enrolado en la Marina norteamericana en 1990 y la abandonó en el año 2000 tras recibir dos medallas por buena conducta. Su propia madre relataba al periodista que su hijo era “un hombre maravilloso” que había servido mucho tiempo a su país y se refería al Maersk Alabama como “ese maldito barco”.  Una de sus vecinas comentaba que Reynolds vivía solo desde su separación, cinco meses atrás.

El portavoz de la policía de Puerto Victoria, Jean Toussaint, informaba que estaban esperando los resultados de las autopsias, así como que no había pruebas de traumas físicos sobre los cuerpos. Asimismo, señalaba que se habían encontrado drogas en el camarote. El resultado de las autopsias confirmó que ambos murieron por el consumo de heroína y alcohol.

La empresa propietaria del Maersk Alabama tiene su base en Norfolk, Virginia. A apenas 25 kilómetros al Este, en Virginia Beach, tiene su sede la firma de seguridad privada Trident Group, responsable de proteger el barco. Uno de los primeros interrogantes que se plantearon hacía referencia al protocolo de selección de personal de la compañía de seguridad. Y si dichas muertes podrían haberse evitado de haber sido sometidos los dos vigilantes a ciertos controles y pruebas médicas. Un responsable de Maersk declaró que estaba trabajando con Trident Group para que el personal de seguridad desplegado en los barcos de la naviera se adhiriera a la política de tolerancia cero que la firma tenía respecto al uso de drogas y alcohol.

Por otra parte, no era la primera vez que aparecía una noticia negativa relacionada con Trident Group. Aunque son casos aparentemente excepcionales, existen equipos de seguridad privada cuyas reglas de enfrentamiento no guardan la prudencia y proporcionalidad deseables. 

Un ejemplo pareció producirse el 25 de marzo de 2011 cuando los piratas atacaron el buque de grano Avocet, perteneciente a la naviera norteamericana Eagle Bulk Shipping Inc. El barco estaba protegido también por vigilantes de Trident Group. Las imágenes del ataque fueron grabadas y pueden verse en youtube. Según parece mostrar el vídeo, a pesar de constatar cómo un esquife pirata se dirige hacia el buque a gran velocidad, los guardias no realizaron disparos de advertencia cuando los piratas se encontraban a centenares de metros del barco. Dicha medida suele ser suficiente para que los asaltantes entiendan que deben abandonar la intentona. Sorprende notablemente este hecho, dado que, según se informa desde la propia compañía, era el segundo ataque que sufría el buque en tres días. Parece deducirse por las imágenes que los vigilantes comienzan a disparar excesivamente tarde y cuando los piratas se encuentran a pocos metros del mercante. Y, además, los disparos siguen escuchándose incluso después de que el esquife pirata golpee con el casco del barco. 

Desde la propia empresa de seguridad se dijo que se habían producido heridos o muertos entre los piratas. Sin embargo, no se reportó así en el informe que se dio del incidente en los organismos que monitorizan los ataques piratas. Este caso parece confirmar que es previsible que las bajas entre los piratas sean mayores que las que se reportan oficialmente.


© Fernando Ibáñez