25 de octubre de 2013

¿Fue el Capitán Phillips un héroe?

No soy crítico de cine. Un mero aficionado todo lo más. Por lo tanto, el análisis que les propongo en las próximas líneas no tendrá como objetivo el trabajo de un director, de unos actores o del compositor de una banda sonora. Intentaré hablar de lo que conozco un poco más, de la piratería somalí y de cómo se refleja en una película recién estrenada en las pantallas españolas. He tenido ocasión de verla y reconozco que el sabor que me dejó es agridulce. De hecho, me gustó mucho más el documental Stolen Seas o la también película danesa A Hijacking, donde se narra el secuestro del mercante CEC Future. Creo que reflejan mejor la realidad de un secuestro por piratas somalíes. En todo caso, Hollywood se ha atrevido con la piratería somalí. Y se agradece que la gran meca del cine se meta en estas lides. Además, ha contado para ello con uno de sus grandes actores, Tom Hanks. Se refleja, pues, un fenómeno muy actual, alejado de esas otras grandes producciones del tipo Piratas del Caribe.  

El hecho que narra la película Capitán Phillips es conocido por quienes nos dedicamos al estudio de la piratería marítima. El 7 de abril de 2009 un buque portacontenedores de bandera norteamericana, el Maersk Alabama, fue abordado por piratas somalíes. El asalto se produjo en la posición 06:27 Norte 054:31 Este, a unas 300 millas de la costa somalí.



 Fue el primer buque de bandera norteamericana secuestrado por piratas en la era moderna. Sus veinte tripulantes también eran estadounidenses. Además, el barco vivió una situación poco habitual ya que, cinco horas después de ser apresados, los marineros consiguieron reducir a uno de los piratas. Con ello, lograron pactar con los otros tres asaltantes y recuperar el control del barco. Sin embargo, los piratas mantuvieron como rehén al capitán del buque en un bote salvavidas. Delincuentes y tripulación habían llegado al acuerdo de intercambiar al capitán por el pirata: éste fue devuelto, pero los piratas no hicieron lo propio con el capitán. 

Un navío norteamericano, el destructor USS Bainbridge, se dirigió al buque portacontenedores y estuvo en contacto con su tripulación. Según el Vicealmirante de la V Flota norteamericana con sede en Bahréin, William E. Gortney, la decisión de rescatar al capitán se produjo después de observar que se encontraba en peligro inminente en el bote salvavidas, ya que “uno de los piratas tenía un AK-47 a la altura de su espalda”. Según Gortney, el presidente Obama había dado órdenes a los militares de llevar a cabo una “acción decisiva” si el capitán se encontraba “en peligro inminente”. La actuación se produjo mientras uno de los cuatro piratas se encontraba a bordo del USS Bainbridge, supuestamente negociando. Los tres piratas que retenían al capitán en el bote resultaron muertos por disparos de tiradores. Según un oficial, el último día los piratas se encontraban cada vez más nerviosos y las negociaciones para liberar al capitán no iban por buen camino. Era la primera vez en la historia moderna que los Estados Unidos tenían bajo custodia a un pirata que había atacado a un ciudadano norteamericano. 

Hasta aquí el relato de los hechos.

La película que nos ocupa se basa en el libro escrito por el propio capitán del Maersk Alabama, Richard Phillips, bajo el título A Captain's Duty: Somali Pirates, Navy SEALS, and Dangerous Days at Sea. Cuando sube a su barco en el puerto de Salalah, en Omán, al capitán se le ve preocupado. Hay que extremar la seguridad, afirma. Las puertas y zonas de paso deben estar cerradas para evitar que los piratas accedan con facilidad.

Pero la primera sorpresa que nos da la película es que el día previo al secuestro, el buque ya sufrió un intento de abordaje, fracasado porque el motor del esquife manejado por los piratas se estropeó. Curiosamente, este intento se produce en pleno simulacro ordenado por el capitán precisamente ante un posible ataque pirata. La idea es que la mayor parte de la tripulación se encierre en la sala de máquinas y que el capitán con los oficiales permanezcan en el puente de mando. La desgana con que la tripulación realiza el simulacro es patente... hasta que les sorprende el ataque, claro. 

Uno de los miembros de la tripulación, Matt Fisher, envió un correo electrónico a un compañero suyo días después del incidente. En él afirma: “Los piratas llegaron muy rápidamente al puente una vez que subieron a bordo”. Aunque la tripulación había puesto obstáculos para evitar que accedieran al mismo desde la cubierta principal, lo cierto es que no tuvieron problemas. Fisher afirma que el capitán y otros tres marineros permanecieron en el puente: “en realidad, no sé por qué se quedaron en el puente”. 

Como se observa, parece que la tripulación del Maersk Alabama no sabía en realidad cómo actuar en un momento así. Mientras unos se quedaron en cubierta, otros se dirigieron a la sala de máquinas y a las áreas de gobierno del barco. Otro tripulante seguía virando el timón de lado a lado. Lo que se desprende es que se vivió una situación de confusión. La embarcación pirata volcó, pero “no estoy seguro de cuándo o qué lo provocó (…) Tras unos veinte minutos el motor se paró”. Entonces los marineros cortaron la luz y el combustible para el generador de emergencia. Según Fisher, ese fue un punto crítico ya que los piratas no deseaban  encontrarse a oscuras. Para el redactor del mensaje, la mayoría de la tripulación permanecía segura encerrada bajo la cubierta, ya que los piratas no tenían granadas y no podían acceder donde ellos se encontraban sólo con simples armas de fuego. 

El problema fue el calor y la falta de agua. “En el futuro almacenaremos comida y agua en varios lugares para casos de emergencia”. Un evidente error de planificación. ¿Cómo es posible que el capitán del barco no pensara en ello y que al día siguiente un nuevo ataque pusiera en evidencia la ausencia de una planificación adecuada?

Los consejos que da el propio Fisher son: tener un lugar bien fortificado para protegerse y en el que haya agua y comida. Apagar todas las luces. Dejar las alarmas en funcionamiento, ya que el ruido permite que no se oigan los movimientos de los marineros por el barco. Por último, llevar consigo linternas y radios, así como un teléfono con sonido potente. Esta estrategia, denominada habitación del pánico o ciudadela, ha evitado en los últimos años decenas de secuestros. Los piratas consiguen abordar el barco, pero como no saben manejarlo ni pueden acceder a la tripulación para obligarla a conducirlo hasta su base pirata, acaban abandonándolo.

Además, el día del asalto definitivo observamos cómo una de las mangueras activadas para dificultar que los piratas alcancen el buque no funciona correctamente. El primer oficial intenta repararla en pleno ataque con claro riesgo para su vida. ¿Un simulacro o un plan de seguridad no debería haber incluido la comprobación del buen funcionamiento del equipo de extinción de incendios? Curiosamente, será por ese hueco dejado por una manguera en mal funcionamiento por donde los piratas podrán acceder a la cubierta.

En un contexto como éste, probablemente, la situación ideal es que, una vez lanzado el mensaje de auxilio y habiendo sido éste contestado por el buque de guerra más cercano, todos los miembros de la tripulación se hubieran encerrado en un lugar al que no pudieran acceder los piratas, como así parece que hicieron parte de ellos.

John Reinhart, presidente de la división norteamericana de Maersk llegó a declarar en conferencia de prensa: “Todos los miembros de nuestras tripulaciones reciben entrenamiento sobre cómo enfrentarse de forma segura a un acto de piratería”. ¿Seguro?

Nueve de los antiguos subordinados del capitán Phillips no parecieron entenderlo así y decidieron interponer una demanda contra la compañía. Su abogado ha afirmado recientemente que los auténticos héroes son los miembros de la Marina norteamericana que rescataron al capitán. Para el bufete, “el secuestro pirata nunca habría tenido lugar si no hubiera sido por la negligencia del capitán, de la naviera y del operador del buque”.

En el film se observa al capitán Phillips leyendo algunos reportes sobre la actividad de los piratas somalíes. En aquellos momentos nos encontrábamos a primeros de abril, en pleno inicio de la temporada de "pesca" de los piratas. El siguiente mapa muestra los ataques ocurridos en 2009 en las proximidades del lugar donde fue secuestrado el Alabama. En rojo aparecen los secuestros, en amarillo los asaltos fracasados y en azul las aproximaciones sospechosas de esquifes.




Como se observa, el riesgo era evidente. Es más, si nos retrotraemos al momento del resurgimiento de la piratería somalí (año 2005), los ataques ocurridos desde entonces en las proximidades de la posición en la que el Alabama fue secuestrado fueron los siguientes:




Era evidente que la zona era de alto riesgo. En un momento de la película, tras el primer incidente, los marineros, inquietos, reclaman alejarse más de la costa. El capitán contesta: a 300 millas hay un grupo pirata y a 600 millas otro. Es verdad, pero el capitán debería haber sabido que las posibilidades de ser atacado y secuestrado a más de 600 millas eran en aquel momento bastante reducidas. Quizás surgieran aquí motivos económicos, por ejemplo, de ahorro de combustible, para tomar la decisión de navegar más próximos a la costa.

Es más, en los tres días previos al secuestro del Alabama los piratas somalíes habían capturado nada menos que cinco buques, como se ve en la siguiente figura. 




Una semana después del ataque sobre el Maersk Alabama, los piratas intentaron secuestrar el carguero norteamericano Liberty Sun y a sus veinte tripulantes, a los que dispararon con armas automáticas y lanzagranadas, causando importantes daños al barco. La tripulación salió ilesa del incidente. Éste se produjo a unas 270 millas de la costa oriental somalí y el buque pidió ayuda de inmediato, siendo despachado, de nuevo, el USS Bainbridge. Para cuando el navío llegó al lugar del ataque horas más tarde, los piratas ya habían abandonado la zona. Esta vez el buque había salido airoso del ataque y con armas similares a las utilizadas por el Alabama: maniobras evasivas, activación de mangueras... ¿Por qué el capitán del Liberty Sun logró evitar el secuestro y el del Maersk Alabama no?

En mi opinión, el capitán Phillips se comportó como un héroe una vez ocurrido el secuestro. Pero ¿podría haber implementado alguna medida más para evitar que los piratas llegaran a cubierta? ¿La auténtica heroicidad no habría sido evitar el secuestro?

Como resultado, en buena medida, de los dos ataques al Maersk Alabama y al Liberty Sun, la Administración norteamericana decidió introducir cambios legislativos con la aprobación el 11 de mayo de 2009 de la segunda revisión de la Directiva de Seguridad Marítima de los Estados Unidos, Maritime Security (MARSEC) Directive 104-6 (Rev 2). La novedad principal era que se obligaba a todo buque mercante bajo bandera norteamericana que navegase por aguas de alto riesgo a proveerse de seguridad privada. 

El Maersk Alabama, tras su secuestro, aún tuvo que soportar otros cuatro ataques piratas en noviembre de 2009, en septiembre de 2010, y en marzo y en mayo de 2011. De todos ellos salió airoso. ¿Por qué? Porque llevaba embarcados vigilantes armados.

©Fernando Ibáñez.


2 comentarios:

  1. Es increíble si como dice el post en 2005 comenzaron los ataques piratas en esa región, recién después del incidente de 2009 decidieran contratar vigilancia privada. En la película me llamó la atención que los propios tripulantes tuvieran que hacer de vigilantes también y que no estuvieran armados siendo zona de peligro de piratería armada... Las empresas con tal de abaratar costos no les importa nada. O hay otros negocios que escapan a mi entendimiento. Saludos.

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  2. Estimado lector, en efecto, fue el secuestro del Maersk Alabama el que propició que Estados Unidos cambiara su legislación interna para permitir la presencia de vigilantes armados en sus buques. Algo parecido sucedió en España tras el secuestro del atunero Alakrana.
    Reciba un cordial saludo.
    Fernando Ibáñez.

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