19 de febrero de 2012

¿Es la pesca ilegal el origen de la piratería somalí?


Habitualmente, escuchamos a los portavoces piratas de Somalia argumentar que la pesca ilegal que desarrollan flotas pesqueras de diversos países en su dominio marítimo les ha obligado a proteger sus recursos naturales y que, producto de dicha sobreexplotación, han decidido lanzarse al mar a capturar pesqueros. Según esta versión, el origen de la piratería somalí se encontraría en la actividad de antiguos pescadores somalíes que se habrían reconvertido en piratas para atacar y capturar a los pesqueros que se inmiscuyen de modo ilegal en sus aguas. Este tipo de pesca se suele denominar ilegal, no declarada y no reglamentada o IUU, por sus siglas en inglés (Illegal, Unreported and Unregulated). Se trata, con todo, de un problema regional. Mays estimó en 2007 que Mozambique y Tanzania pierden más de 1.000 millones de dólares al año como resultado de la pesca ilegal, la destrucción de arrecifes y el agotamiento de muchas especies.

Durante años han llegado a las aguas somalíes pesqueros de Francia, España, Corea del Sur, Grecia, Reino Unido, Ucrania, China, Taiwán, Yemen, Arabia Saudí, Rusia, India, Egipto, Pakistán, Japón o Belice, muchos de ellos con banderas de conveniencia para eludir las distintas normativas existentes sobre límites de capturas, entre ellas, las de la Unión Europea. Un informe de 2005 del Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido estimó que los somalíes perdieron 100 millones de dólares en la pesca ilegal de atún y de camarón en su Zona Económica Exclusiva entre 2003 y 2004. La Comisión Europea en un análisis de 2007 sentenció que “más del 50% del total de las capturas en Somalia, Liberia y Guinea Conakry son practicadas de manera ilegal”. Más recientemente, en la Conferencia de Estambul de 2010, Naciones Unidas calculó que cada año se perdían 95 millones de dólares de ingresos que podían haberse obtenido de la exportación de productos pesqueros, como resultado de las actividades de pesca ilegales.

Según la FAO, unos 700 buques de compañías extranjeras faenan de manera ilegal en la zona de Somalia. En 2009 Waldo identificó incluso por su nombre los barcos que entre los años 1991 y 1999 fueron capturados por pescadores somalíes. La lista incluye los taiwaneses Yue Fa nº 3, Chian Yuein nº. 232, Shuen Kuo nº 11, los italianos Airone, De Giosa Giuseppe y Antonietta y el keniata Bahari Hindi. A la lista se suman pesqueros coreanos, ucranianos, indios, egipcios y yemeníes, mientras que “muchos cerqueros españoles, infractores frecuentes” lograron evadir su captura en varias ocasiones.

El resentimiento por la pesca ilegal en sus aguas sí parece ser compartido por una amplia mayoría de somalíes, según se afirma en un estudio de Hansen de 2008, con entrevistas a pescadores de la zona. España figura en el imaginario somalí como uno de los países que más se beneficia de la pesca ilegal en sus aguas. Waldo estimó en 2009 en más de 450 millones de dólares los beneficios producidos por la pesca de atunes, langostas, camarones y otras especies por pesqueros extranjeros en aguas de Somalia.

En 2009 Weir sugirió en un estudio que ante la falta de respuesta de la comunidad internacional, los pescadores somalíes se organizaron en bandas locales de "guardacostas" para proteger sus medios de subsistencia y los recursos marinos de Somalia. Abordaban buques extranjeros y exigían una indemnización por los peces capturados. Muchos armadores negociaron con señores de la guerra locales para obtener "licencias de pesca", que eran ilegales, dado que los clanes no tenían autoridad legal para emitirlas. El Grupo de Supervisión para Somalia de Naciones Unidas informó en 2006 que los permisos de pesca pueden costar hasta 150.000 dólares anuales por barco y que se expiden sin tener en cuenta ninguna de las reglamentaciones internacionales ni la sostenibilidad a largo plazo de las pesquerías, por lo cual la pesca es indiscriminada y a la larga degradará los bancos pesqueros somalíes. Las milicias locales descubrieron que el negocio de otorgar licencias de pesca era muy lucrativo y no pasó mucho tiempo antes de que otros grupos, que ya no eran pescadores, se unieran para conseguir su parte. En junio de 2010 el Ministro de Pesca y Recursos Marinos de Somalia declaró a Radio Mogadiscio que “la pesca ilegal no está teniendo lugar actualmente alrededor de Somalia”, dado que la flota internacional que patrulla las aguas somalíes en el Océano Índico y el Golfo de Adén ha hecho mucho por detener las actividades ilegales. Asimismo, señaló que la proliferación de la piratería había asustado a muchos arrastreros ilegales que ya no osaban aventurarse en aguas somalíes. Por último, afirmó que el Gobierno ya no emitía licencias de pesca a buques extranjeros para faenar en Somalia con el fin de contrarrestar el agotamiento de sus recursos marinos.

Hasta el año 2005  los ataques piratas ocurridos cerca de la costa de Somalia sí que tenían su origen, principalmente, en la acción de pescadores locales que buscaban defender sus recursos  de la acción de pesqueros extranjeros que practicaban la pesca ilegal. Sin embargo, desde los primeros compases del año 2005 se incrementa  notablemente una piratería que ya no puede fundamentarse principalmente en la defensa  de los recursos pesqueros, ya que se ataca todo tipo de buques, desde petroleros hasta  yates. En nuestra opinión, es a partir de ese año cuando la piratería de origen somalí se  incrementa notablemente hasta el punto de que comienza a considerarse un problema de  seguridad marítima.  Lo cierto es que los piratas somalíes no sólo atacan pesqueros extranjeros sino cualquier barco que navega en el Océano Índico occidental. De hecho, lo más frecuente es que sean asaltados cargueros, buques portacontenedores o de grano. Sólo un 8% de todos los barcos atacados entre los años 2005 y 2010 fueron pesqueros.

Por tanto, sin negar que la sobreexplotación ilegal de sus aguas puede haber animado a algunos somalíes a convertirse en piratas, particularmente en el área de Kismayo a finales de los años 1990, mantener en la actualidad la afirmación de que los piratas somalíes son la respuesta a la pesca ilegal en sus aguas parece más una justificación del discurso de los piratas ante los suyos o ante los medios de comunicación occidentales que una realidad sustentada por los hechos. En todo caso, e independientemente de que la justificación para hacerse pirata puede variar de unas regiones a otras y entre grupos de piratas de una misma región, la comunidad internacional debería luchar con más intensidad contra la pesca ilegal en aguas somalíes, aunque sólo sea para eliminar uno de los argumentos dados por algunos portavoces piratas.

©Fernando Ibáñez. 

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