7 de abril de 2014

Piratas en México: un fenómeno en alza



En la medianoche de un día de diciembre cuatro personas, armadas con AK-47, abordan desde su lancha rápida un barco. Obligan al capitán a mantenerse en el puente de mando, mientras se llevan la carga que transporta a su propia embarcación. Luego, la venderán en el mercado negro. ¿Nigeria? No. Estamos en el municipio de Navalota, en el Estado mexicano de Sinaloa, donde más de 500 embarcaciones y unas 5.000 personas se dedican a la pesca del camarón.


Fuente: didactalia.net



Los asaltantes han llegado en una embarcación de gran potencia, similar a la utilizada por los narcotraficantes. El producto que roban para venderlo con posterioridad en el mercado negro son más de dos toneladas de camarón. 

Aunque desde hace años los pesqueros mexicanos vienen sufriendo de modo excepcional actos de piratería, en los últimos meses son cada vez más frecuentes las informaciones de robos a mano armada en el mar cometidos, en particular, contra los barcos dedicados a la pesca del camarón. El camarón y el atún son las dos especies de mayor valor para la pesca mexicana. 

La escasez de camarones en el mercado, tanto mexicano como internacional, se ha debido a una enfermedad. El síndrome de mortalidad temprana del camarón ha provocado en los dos últimos años su muerte de forma masiva. Este hecho puede ser una de las razones que explique las acciones de piratería contra los camaroneros.

Parece que el crimen organizado mexicano ha decidido desarrollar, también, actos de piratería y de robo a mano armada en el mar. Pero para su posterior comercialización resulta evidente que los delincuentes disponen de conexiones en tierra firme.

El profesor Raúl Benítez Manaut de la Universidad Nacional Autónoma de México, cree factible que la presión de las autoridades sobre los narcotraficantes haya propiciado que éstos busquen alternativas. En este contexto, el robo de camarón sería una excelente oportunidad de negocio, dado su aumento de precio en la última temporada (entre un 30 y un 40%). En algunas zonas se le conoce ya como el “oro azul”. 

Las noticias aparecidas este mismo año 2014 informan de actos piratas en el istmo de Tehuantepec, en el Estado de Oaxaca. En esta área estarían desarrollando su actividad traficantes de drogas y de seres humanos (inmigrantes indocumentados procedentes tanto de Centroamérica como de Sudamérica). Según denuncian a la prensa mexicana habitantes de la región, los delincuentes no sólo robarían lanchas pertenecientes a las cooperativas pesqueras sino que incluso reclutarían a personas entre las comunidades indígenas. También se estarían robando redes de mar, vendidas con posterioridad en el mercado local.

El pasado mes de marzo se conocieron también varios actos de piratería en el municipio de Centla, en el Estado de Tabasco. Los delincuentes asaltaron varios pesqueros con el fin de robarles el motor fuera borda.

En México el protocolo de actuación desde los barcos que se encuentran en apuros es el siguiente: se presiona un botón de pánico que alerta de forma simultánea a la Comisión Nacional de Pesca y a la Marina. La Marina llama por teléfono a la empresa. Ésta se comunica con la embarcación y explica el tipo de alerta. Confirmada la amenaza, la Marina acude en su rescate. El problema es que este procedimiento no sirve contra los piratas, dado que lo primero que hacen es sustraer los teléfonos a los miembros de la tripulación. Además, se quedan con sus identificaciones, amenazándoles a ellos y a sus familias en caso de que se atrevan a denunciar el asalto. Cabe imaginar, pues, que se están produciendo más ataques de los que se denuncian a las autoridades y se reportan en los medios de comunicación.

Los escasos efectivos policiales, así como la aparente descoordinación entre las distintas autoridades (federales, estatales, municipales) estarían facilitando la labor de estos piratas. 

La respuesta gubernamental ha venido en forma de un Acuerdo de la Secretaría de Marina por el que desde el 1 de abril se crean las Unidades Navales de Protección Portuaria (UNAPROP) en 19 puertos mexicanos. Su misión: realizar acciones de vigilancia, inspección y control en funciones de Policía Marítima en el interior de los recintos portuarios, a fin de ejercer la autoridad en materia de Protección Marítima y Portuaria. 

Está por ver si esta medida será suficiente para afrontar el problema.

Fernando Ibáñez.

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